¡Silencio! No quiero oír ni una mosca, ni sentir, ni reír, ni transmitir. Aquí se viene a estudiar…
Prohibido volar, pensar, crear, imaginar.
¡Usted! ¡Deje de soñar y repita la lección de hoy! ¿No me ha oído, señorita?… ¿Cómo que no quiere estudiar? ¡Se acabó! ¡Al despacho del director!
Discúlpeme, doña Alfonsa, yo pensaba que venía a aprender. Pensaba que aquí podía pensar y descubrir el mundo jugando.
No quiero disgustarle ni desobedecerle. Solo quiero libertad para encontrarme y definirme. Permítame explorar las respuestas a mis preguntas. Permítame ser libre y actuar libremente.
Si la escuela son rejas, timbres, notas y normas yo no quiero estar en ella. Déjeme pensar y crear, descubrir, experimentar. No me encierre en clase ni me encadene a un pupitre, no soy una presa. No quiero ser esclava de libros censurados y lecciones repetidas. No he cometido crimen alguno, sólo soy una niña que quiere elegir su destino.
Me aburro, me frustro, grito en rebeldía. Rebeldía, sí… ¿Y qué? Me rebelo contra una escuela que extirpa y mutila, que anula y somete, que controla y extermina… Que pone sobre el tablero de las aulas el juego perverso de la manipulación y el control de las mentes del mañana para perpetuar desigualdades y justificar injusticias.
La ciencia al servicio del poder… El poder, monopolio del status quo. Y la escuela fiel reproductora de un discurso hegemónico que hipnotiza mentes y pudre almas.
No somos piezas de una cadena de montaje que adiestra súbditos al servicio del sacro mercado. No somos perros dispuestos a competir por unas migajas de aprobación social y de amor paternal.
Mi imaginación ya vuela libre de estas cuatro paredes. No la escucho, no la presto atención. Absorbo y aspiro cada palabra, cada sonrisa, cada cruce de miradas que me ofrece la vida.
La vida… Ese espacio donde confluyen y se materializan las asignaturas fragmentadas que me persiguen y que no acierto a comprender. Donde los espacios biológicos y culturales confluyen a lo largo de la historia, donde las relaciones humanas crean expresiones artísticas diversas y lenguas que se fraguan en territorios que se atraen y se repelen, regidos por intereses económicos y políticos… Disfrazados de moral, honra u honor.
Estoy en el camino, siguiendo los pasos que yo misma me marco. Aprendiendo de mis errores, de mis experiencias y de las vivencias de cuerpos, mentes y almas con las que comparto sonrisas, agudizo la mente colectiva y ennoblezco mis entrañas.
No tengo miedo al fracaso social, no me quitan el sueño las malas notas, me genera indiferencia ser licenciada.
Lo que soy y seré va más allá de coeficientes intelectuales o trabajos calibrados en sueldos. Yo soy lo que tú me enseñas… ¡Sí! ¡Tú! Y deseo corresponderte, enriquecerte tanto como tú lo haces conmigo… Es un trabajo de educación mutua… Y así con cada alma, con cada mente curiosa, con cada par de ojos profundos que te encuentres en tu camino. Permanece atenta, observa, escucha, paladea el aire… La vida está a punto de chocarse contigo… No te hará daño, será un golpe suave… Déjate llevar, déjate fluir, déjate educar.