El topless no solo es enseñar los pechos

Que las chicas dejen sus pechos al aire en nuestro mundo occidental sin la atadura de una prenda de ropa que los tape, es decir, hacer topless, suele ser una manera de sentirse libre y demostrarlo a los demás. “¿Si los chicos pueden ir sin camiseta en la playa por qué no podemos nosotras?”, comenta una chica que normalmente lo practica. “Yo solo hago topless cuando voy con amigas. Si voy con amigos me pongo la parte de arriba del biquini”, explica otra. “Creo que cada una es libre de hacer lo que quiera. El problema es que la sociedad aún no lo ve como algo completamente normal y a veces hay miradas que incomodan”, dice una tercera. “No lo hago porque creo que mostrar los pechos es algo íntimo. Además, creo que es más interesante sugerir que directamente mostrar”, argumenta una cuarta.

A simple vista se puede afirmar en prácticamente cualquier playa que hay más chicas que practican el topless que chicas que no lo practican. Hasta cada vez empieza a ser más frecuente el colaless, que consiste en dejar al descubierto las nalgas al llevar solamente un tanga. Este tipo de prácticas no suelen originar ningún tipo de conflicto entre los bañistas y la convivencia entre mujeres en topless y mujeres con la parte superior del biquini puesta se desarrolla con total normalidad en las playas españolas.

Algo que para nosotros es tan normal, no lo es en otros lares. Y hay que vigilar, porque puedes acabar hasta en la cárcel, como en Brasil, donde te pueden caer de tres meses a un año encerrado entre rejas. Y eso que la imagen que tenemos del país carioca es de samba y sexo libre. Pues sí, pero con bastantes restricciones. En cambio, está permitido por ley practicar el colaless. Es por este motivo que es muy habitual ver a las brasileñas en la playa con tangas de hilo pero con la parte superior del biquini puesta. Ha habido muchas protestas para legalizar el topless allí. De momento no han obtenido sus frutos. En Estados Unidos tampoco se suele permitir el topless, pero es legal practicarlo en las calles de Nueva York desde el 2013. De ahí que hayan aparecido algunas iniciativas como la que impulsa a leer en Central Park en topless.

No hace falta cruzar el charco para encontrarse restricciones a la hora de practicar el topless. En Europa hay países como Portugal en los que tampoco está permitido desnudarse los pechos en sus playas o piscinas. En cambio, es legal en Australia. Por otro lado, muchas tribus africanas, oceánicas o americanas practican en su día a día el desnudo sin preguntarse demasiado por cuestiones éticas o morales típicas de un mundo occidental contradictorio, esquizofrénico y bipolar.

“Las mujeres que se animan a hacer topless tienen una imagen valorizada de sus cuerpos, no sienten vergüenza y disfrutan con esa práctica con total comodidad. La aceptación del cuerpo propio no pasa totalmente por cómo sea éste en la realidad ni por la mirada de los otros. Hay mujeres muy bellas que no se ven así y jamás harían topless. Y otras con cuerpos nada perfectos que se sienten muy a gusto con esta práctica”, explicaba Andrea Gómez, psicóloga, sexóloga y especialista en educación sexual. Y añadía: “también existen mujeres con rasgos exhibicionistas que les gusta llamar la atención y mostrarse desnudas frente a otros y hay otras mujeres que hacen topless y no están pendientes de la mirada de los demás en absoluto”.

El topless dio sus primeros pasos en los cabarets parisinos de los años 20. En ese Montmartre mágico frecuentado por escritores y gentes del saber. El Moulin Rouge fue uno de los enclaves clave. Pero en los años 30 fue Gala, la musa del surrealista y mágico pintor de Cadaqués que respondía al nombre de Salvador Dalí, la que dejó sus pechos al aire en la playa de Torremolinos, importando de esta manera el topless a España. El movimiento se expandió gracias al monokini, una prenda diseñada por Rudi Genreich que utilizaba dos tiras que no servían para tapar nada en la parte de arriba. Lo popularizó la eterna Brigitte Bardot.

Pero si el topless tiene un Edén, este es Saint-Tropez. El paraíso de la Costa Azul cercano a Niza, Cannes y Mónaco donde ahora muchas famosas dejan sus encantos al aire para regocijo y negocio de los paparazzi de la prensa del corazón. Allí, en los años 60, se popularizó por primera vez el topless en las playas, el cual es muy saludable éticamente pero entraña algunos peligros cutáneos a causa de la gran sensibilidad al sol de esa zona del cuerpo y a la poca exposición solar de los pechos durante el resto del año.

Como toda práctica social, el topless tiene un componente de reivindicación, el cual es bastante alto en este caso. Dejar destapados los senos no deja de ser una manera de protestar contra las formas conservadoras que siguen alquitranadas en muchas sociedades. Esta parte de rebeldía la ha aprovechado el grupo feminista de origen ucraniano FEMEN, que usa los pechos como forma de reivindicación. Su lucha se centra en combatir el patriarcado, las dictaduras, las instituciones religiosas y la indústria del sexo.

En un sentido más distendido siempre me acuerdo de lo que le oí decir a un joven hace poco. Se quejaba, en plan irónico, de que llevaba todo el invierno intentando conquistar a una chica para que le enseñara sus pechos sin resultados positivos y en el primer día de playa se los había enseñado a toda la playa. Aún se debe estar dando de cabezazos en la pared, el chaval.

La imagen es de José David Leiva ©

bluebird Comunicación
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1 Comentario

  1. […] Pero si el topless tiene un Edén, este es Saint-Tropez. El paraíso de la Costa Azul cercano a Niza, Cannes y Mónaco donde ahora muchas famosas dejan sus encantos al aire para regocijo y negocio de los paparazzi de la prensa del corazón. Allí, en los años 60, se popularizó por primera vez el topless en las playas, el cual es muy saludable éticamente pero entraña algunos peligros cutáneos a causa de la gran sensibilidad al sol de esa zona del cuerpo y a la poca exposición solar de los pechos durante el resto del año. (Seguir leyendo en Murray Magazine). […]

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