El día de la marmota: la ciencia detrás del mito

Estados Unidos. Segundo día de febrero de 2015. Una marmota, Phil, sale de su escondrijo ante la mirada espectante de miles de curiosos. Si ve su sombra, se asusta y se vuelve dentro. Si no ve su sombra, no se asusta. Una fracción de segundo que significa un invierno más largo y frío, o la llegada de una primavera temprana y apacible. ¿Están locos estos americanos? SÍ. ¿Lo sabe Phil? TAMBIÉN. Sin embargo, amigo, amiga, por extraño que te parezca (y reiterando que estos americanos están como un puto cencerro), existe cierta dosis de ciencia que avala la predicción meteorológica que pueda hacer una inocente marmotilla.

¿Y cómo es eso? Pues ahora mismo te lo cuento. El espectáculo alrededor de Phil y sus dotes para la interpretación de fenómenos meteorológicos no es más que la punta de lanza, ya que detrás de toda la parafernalia lo que existe es cierta base científica y sobre todo una metódica observación de la naturaleza por parte del ser humano durante muuuuucho tiempo. Para empezar, que sea hoy 2 de febrero el día que Phil realiza la predicción no es un hecho al azar: hoy es el día en que estamos exactamente a medio camino entre el solsticio de invierno, que empezó el pasado 21 de diciembre, y el próximo equinoccio de primavera, el 20 de marzo. De hecho, antiguas civilizaciones europeas consideraban hoy como el inicio de la primavera (pelín pronto para mi gusto, pero las antiguas civilizaciones son así de caprichosas…). Los antiguos romanos empezaban, tal día como hoy, a preparar los campos para los cultivos. Sabían que el devenir del día de hoy iba a ser importante y había que estar preparados.

¿Por qué una marmota?

Bueno, la llegada del buen tiempo, días más largos y solecito del bueno, estaba siempre precedida por cierto patrón que se repetía año tras año en el mundo animal, y concretamente en los pequeños mamíferos (como Phil). Te sonará el tema de la hibernación: para sobrellevar la carestía de alimentos del crudo invierno y no morir en el intento, la madre naturaleza que es sabia como ninguna, dotó a estos pequeños amigos de la capacidad de disminuir su ritmo cardíaco y reducir drásticamente la temperatura corporal (por ejemplo, los primos marmotas de Phil pasan de 35 a ocho grados de temperatura corporal) y mantenerse así durante meses hasta que los campos volviesen a ser fértiles y así salir de su letargo. “Duermes más que una marmota”, ¿te suena familiar? Así como pasa con las aves migratorias, que cuando se las ve regresar ya se sabe que se acerca el buen tiempo.

¿Por qué la sombra?

Bueno, dale al coco: ¿cuál podría ser la causa de que Phil no viese hoy su sombra? Se ha quedado ciego. No, piensa mejor… Está nublado: EXACTO. Los días de invierno soleados, por lo general van asociados a un frío de cojones (ya te has dado cuenta, ¿a que sí?). Esto es provocado por sistemas de altas presiones en la atmósfera, que empujan aire frío desde norte y se llevan las nubes (por eso, si no hay nubes, hace más frío). Conclusión: si Phil ve su sombra, es porque hace sol, si hace sol es porque viene frío del norte, y en consecuencia quedarían seis semanas más de tiempo invernal.

Así que, con todos los datos en la mano, amigo Phil, ¿qué nos espera para este año?

bluebird Comunicación
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