A los hombres y mujeres de la Dispersión

—AVISO SPOILER MASIVO: Si no te has leído la saga ‘Dune’ y tienes intención de hacerlo, no sigas leyendo—

[TRANSMISIÓN R]
[ORIGEN: Casa Capitular]
[FUENTE: Desconocida]
[INICIO]

A los hombres y mujeres de la Dispersión:

¿Sabéis lo que tenéis? Los humanos que os repartís por la galaxia. Seres herederos de un sistema que pudo caer. Estuvimos a un suspiro de no perdurar. El Kralicec fracasó pero no desapareció.

La Senda de Oro que cruzáis os lleva en volandas generación por generación sin pararos a pensar de dónde venís y por qué vais hacia donde vais. Sé que los grandes pensadores prescientes puros como Shylak o Rimmius os mantienen a muchos de vosotros alerta. Pero no son Leto. Incluso El Dios Emperador, el segundo falso Kwisatz Haderach, el gran observador del destino, mantuvo un manto de niebla alrededor de sus cosanguíneos. No podía trasladar a su visión el comportamiento de los Atreides y por eso nunca pudo ver el final de su senda. ¿Y qué podía hacer? Nada. No pudo entender que el fin de la humanidad, el borroso Kralicec no eran las máquinas con sus danzarines rostro evolucionados. Sí, eran máquinas pensantes, pero eran nuestra trágica obra, al fin y al cabo.

Conseguimos acabar con ellas y se sucedió la segunda expansión.

Amenazáis la galaxia y amenazáis nuestra supervivencia como especie.

Atreides, vosotros sois los responsables. Los auténticos prescientes que componen el futuro según su deseo. Por todos los planetas, alineados en su necesidad de control.

Hay que exterminar a los Atreides. Y a todos vosotros, humanos adictos, para salvarnos a todos. La Especia sintética os convierte en truchas de arena, arrastrándose entre dunas buscando humedad. Sois el primer escalafón del gran gusano universal. Qué perdidos estáis. No respetáis el juego de la vida y del tiempo. Creéis en vuestra presciencia sin detectar los agujeros. Sabéis que el ciclo del gusano es infinito, pero parece que ignoráis su debilidad: la dependencia física del medio. Sin tierra no hay gusano. Sin tierra no hay Shai Hulud.

En primer lugar caerán los sintéticos. Sus cerebros chocarán contra el vacío producido por vuestras adicción al futuro. Será sencillo, un día no muy lejano, se alcanzará la Línea de Gweyn*, y enloqueceréis. Quedaréis ciegos y solo podréis ver el presente. Esa incertidumbre se apoderará de vuestra psique y feneceréis.

Luego caerán los puros. Libres de visiones reales. Verán locuras producidas por su demencia, creeran en esas visiones y se dejarán guiar por un futuro inexistente.

Y finalmente los Atreides. Sabedores y protectores del futuro. Alienadores de la humanidad. Conservadores de la Línea de Gweyn.Yo sé vuestro secreto, mis voces pasadas me lo han contado todo. He navegado allí donde ningún humano lo ha conseguido y he visto todo lo que veis. No podéis controlar el equillibrio. La Senda de Oro acaba en mí. No me veis. Soy vuestro punto ciego. Y no podéis hacer nada.

Por eso sólo queda una opción.

Soy Duncan Idaho, el auténtico Kwisatz Haderach, desde Dune: venid a por mí.

[FIN TRANSMISIÓN]

*Línea Gweyn: Límite de equilibrio físico de la convergencia de la capacidad presciente entre todos los humanos.

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