Cinco meses en Forocoches

Me adentré en lo más turbio del internet patrio, y salí con vida.

Forocoches, ese lugar al que quiere entrar el que está fuera y del que se avergüenza él que está dentro. La curiosidad y el ansia por ver qué ocultaba, por qué motivo alguien no puede entrar sin invitación, me llevó a intentar conseguir una. Trabajito me costó, pero a mediados de marzo entré. El panorama fue desolador.

Te pongo en situación. Hace años encontré —vete a saber dónde— un hilo de esta plataforma titulado ‘2369‘, en el que un forero contaba que había roto accidentalmente el teclado de su ordenador y que sólo le funcionaban las teclas numéricas 2, 3, 6 y 9 —de ahí el nombre del hilo—. ¿Cómo contaba esto al mundo sin poder escribir? Escaneando folios escritos con su Bic Cristal. Me llamaréis simplón, pero esto me hizo mucha gracia.

Años después, ansioso por entrar, el golpe fue mayor. Me encontré que el forero medio es alguien que —tras el anonimato de internet— ha triunfado en la vida, trabaja poco y gana 3000 euros al mes. Su corta jornada laboral le permite pasar la otra mitad de su vida en el gimnasio para ponerse “rocoso”. Viste bien, come bien, vive bien. Y piensa bien. Conoce la solución a todos los problemas de la humanidad, sabe invertir en bolsa sin riesgo, reconoce a los políticos honrados a la legua y se compró un buen móvil no chino a un precio imbatible. Como por respeto a todos los cuñados del mundo no me gusta usar esa palabra para definir esta conducta, los llamaremos simplemente “gente tóxica”, otra palabra también muy de moda y me los define mejor.

Aquí se justifican, entre otras cosas, los celos —siempre del chico a su novia—, con la excusa de que tarde o temprano todas las mujeres piensan en acostarse con otro, y que si no estás atento ya vendrás llorando. Aquí se culpa a un ciclista que va por la carretera de que un conductor borracho lo atropelle.

Todo esto lo pasé por alto durante cinco meses, solo porque me enganché a un juego del foro en el que alguien dice una condición y los demás tienen que dar el nombre de diez películas en las que se cumpla. Por ejemplo, ‘Diez películas donde haya viajes en el tiempo’, y ahora los usuarios postean un título cada uno: ‘Terminator’, ‘Regreso al Futuro’, ‘Doce Monos’… Y el que pone la número diez da el nuevo tema para seguir jugando. En serio, es terriblemente adictivo.

Pero ni esto pudo hacer que el vaso rebosara, y la gota que lo colmó fue el atentado en Barcelona. Entré, ingenuo de mí, buscando algún hilo que me diera información de lo que estaba pasando. Al entrar me encontré el foro general plagado de hilos al estilo ‘¿Qué medidas tomarías para evitar estos atentados?’, dando a entender que la medida es expulsar a los musulmanes de España y bombardear sus países. Otros en los que el racismo y el odio no tratan ni de pasar desapercibidos, otros atacando directamente a las clases políticas, o culpando a los que defienden el Islam. Antes de preocuparse por los heridos, busquemos culpables. O, peor, excusas para culpabilizar al que yo quiero. Esto me dio tal repulsión que decidí borrar mi cuenta de una vez por todas. No quería formar parte de esto, ni siquiera como espectador.  

¿Qué ganaba entrando en esta plataforma? ¿Por qué seguía ahí? ¿Por un juego? No merece la pena respirar ese ambiente contaminado por un juego.

No tardó diez minutos en llegarme el correo de que había sido baneado, tras tres páginas de usuarios llamándome giliprogre, follamoros y cosas del estilo, y solo tres mensajes privados de usuarios que me daban la razón y me decían que pensaban igual que yo. Por suerte, el viernes por la mañana mi cuenta ya no existía

Lo mejor es que no pude ni borrar mi cuenta. Este foro es un negocio con el que su creador se pega la buena vida. Ni le echa cuentas, ni modera ni revisa lo que ahí se cuece, sólo busca usuarios para cobrar cara la publicidad. Y cuantos más mejor, así que no te da la opción a borrar tu cuenta. La única forma de salir que se me ocurrió fue abrir un hilo donde decía que me iba y las razones por las que me iba. No tardó diez minutos en llegarme el correo de que había sido baneado, tras tres páginas de usuarios llamándome giliprogre, follamoros y cosas del estilo, y solo tres mensajes privados de usuarios que me daban la razón y me decían que pensaban igual que yo. Por suerte, el viernes por la mañana mi cuenta ya no existía.

Lo que más miedo me da es que, al ser una plataforma tan conocida a la que se entra por medio de invitación, llama más la atención lo que allí se muestra. Cada día habrá montones de niños en el Instagram del dueño del foro a la espera de conseguir una cuenta. Niños que entrarán sin protección a un barrizal de ira y odio. Niños que pensarán que eso es lo normal, lo guay, lo correcto. Niños que tras el anonimato de internet vete tú a saber en lo que se convertirán.


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