Convertirte en madre es una de las experiencias más duras y agotadoras de nuestra existencia. La más gratificante, emocionante y apasionante, también. Quien diga lo contrario, miente. ¡Benditas madres!
Es curioso, pero cuando te enteras de que estás embarazada empiezas una labor de investigación a través de libros, documentales, artículos en Internet, blogs, foros… ¿El objetivo? Saber qué es eso que llaman maternidad. ¡Qué cosas! Millones de años de existencia humana y a estas alturas tenemos que echar mano de cientos de textos para saber cómo criar a nuestros hijos.
En esas andaba mientras mi embarazo seguía su curso. Cada día caían en mis manos un sinfín de opiniones y estudios diferentes sobre una misma cuestión: los hijos, su crianza. Muchas de ellas me dejaban perpleja, otras se parecían enormemente a lo que mi sentido común y mi corazón me dictaban. ¿Cómo puede haber enfoques tan dispares? ¡He leído cosas que no creeríais! (Sobre todo evitad entrar en enfemenino.com para informaros sobre esta o, mejor, ninguna cuestión).
Después, llegó ella. Tan pequeña, tan indefensa, tan terremoto desde el primer día. Y todo lo que me habían contado sobre bebés y su crianza fue puesto en cuarentena. La televisión, el cine, incluso los libros, dan una visión sobre la maternidad muy diferente a la realidad, por no hablar de la crianza y la educación de los hijos. Mi instinto mandaba por encima de instrucciones precisas o costumbres muy arraigadas culturalmente.
De repente surgió una necesidad: ¿dónde estaba mi tribu? Sí, una tribu en la que apoyarse, de la que aprender y a la que acudir. Una tribu con una forma similar de ver la crianza, una tribu con la que compartir. En definitiva, cubrir esa necesidad fundamental de pertenencia. Al final, ¿no es lo que todos buscamos?
Y es que, en una sociedad tan individualizada como la nuestra, el mundo 2.0 se muestra como el medio ideal para encontrar ese grupo en el que integrarnos (sí, ¡Internet no solo sirve para ligar!).
“¿Hola? ¿Hay alguien más ahí como yo?” Resulta que sí. Twitter, Facebook y blogs se convierten en la opción perfecta para encontrar personas con las que compartir los mismos intereses, inquietudes, dudas, consejos. ¡Viva Internet!
La tribu 2.0 te da ese soporte que a veces necesitas, esa palmadita en la espalda o ese truco perfecto que te salva cuando ya no sabes si huir de casa marcándote un Thelma y Louise o simplemente sonreír, respirar y pensar que nada es eterno.
Ser parte de una tribu nos hace retroceder millones de años hacia esa necesidad de pertenencia a un grupo, de ser aceptado por otros. ¿Para qué? Para nuestra propia supervivencia. Porque la maternidad, amigos, también tiene muchos momentos de soledad, de incomprensión, de miedo. Y ahí fuera hay más gente como tú, como yo, buscando su tribu.
Totalmente de acuerdo contigo. .. la maternidad es un camino maravilloso y lleno de incógnitas y hoy en día, de soledad. Gracias a ese mundo 2.0 del que hablas muchas madres como tu o como yo, hemos encontrado esos círculos de apoyo tan necesarios en momentos de incertidumbre: saber que no eres la única en el mundo que vive y siente como tu, es muy reconfortante.
Un abrazo enorme
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