Aunque pueda parecer lo contrario, no es la nueva peli de Almodóvar ni el nuevo reality show de Telecinco. Hoy traigo una historia de amor/odio y traición, y todo real, que ríete tú de las sombras del Grey ese o como leches se llame.
Y es que se acaba de publicar esta semana un artículo que revela un misterio que llevaba intrigando a científicos desde hace ya muchos años. Porque como bien solía decir uno de mis profesores universitarios, cualquier tendencia que se ponga de moda, la naturaleza ya la ha inventado hace mucho tiempo. En este caso concreto, me refiero a la moda de los zombies (que ya pasa de moda a pesadez, seamos claros…).
Ya desde hace tiempo se viene estudiando una de las relaciones de parasitismo más curiosas que existe en la naturaleza: la de las avispas de la especie Dinocampus coccinellae y las mariquitas (no te doy nombres para no liarte más, simplemente lo que vienen siendo las mariquitas de toda la vida…). ¿Y lo de curiosa relación por qué? Pues porque aquí nuestras amigas gorronas, las avispas, usan a las mariquitas para poner sus huevos, criar las avispitas, y luego si te he visto no me acuerdo. Y la pobre mariquita, que no se entera de nada, se queda paralizada durante las varias semanas que dura el desarrollo de las larvas de avispa. Lo más curioso de todo es que después, la mariquita se recupera (en un 25% de los casos) y sigue con su vida tan tranquila. Un efecto zombie reversible.
Nunca se ha sabido con certeza qué es exactamente lo que provocaba que la mariquita entrara en su fase zombie. Muchas especulaciones: una neurotoxina inyectada por la avispa, o bien producida por los huevos (de avispa digo…). Lo más curioso es que la mariquita vivía de manera normal tras el ataque, con las pequeñas larvas viviendo en su sistema circulatorio y alimentándose de sus tejidos hasta que se habían desarrollado lo suficiente como para formar un capullo (con perdón) en su vientre, momento en que súbitamente la mariquita se quedaba totalmente paralizada hasta que la avispa abandonaba el capullo (con perdón), y luego despertaba de nuevo.
Y esta semana parece que por fin se ha desentrañado el misterio: es un virus el que transforma a la mariquita en un zombie. ¿Cuantas veces has visto una película con el mismo argumento? Tal como te dije antes: la naturaleza ya había inventado a los zombies, mucho antes que Hollywood. El mecanismo de infección parece simple: la avispa infecta con el virus a la mariquita al mismo tiempo que deposita sus huevos, mientras estos maduran en el sistema circulatorio, el virus rápidamente se replica y llega al cerebro de la víctima. Sorprendentemente, el virus se “apalanca” ahí tranquilamente, cual diputado en el Congreso, hasta que las larvas salen por el abdomen para formar el capullo (con perdón), momento en el cual el virus se reactiva y provoca la parálisis zombie durante semanas.
Como suele ser habitual, una respuesta siempre viene con más preguntas, y son ahora más incógnitas las que surgen: ¿qué hace que el virus se reactive de repente en el cerebro? ¿Cómo es que cuando las larvas maduran la mariquita sale de su estado zombie? ¿Cómo se libra del virus? Y lo más importante, ¿por qué? Uno podría tender a pensar (erróneamente) que la avispa sabe que el virus está ahí y lo inyecta de un modo consciente, para así paralizar a la mariquita y que críe sus larvas… pero la realidad es que no, que el virus no es más que otro superviviente y está usando tanto a la avispa como a la mariquita para sus propósitos, que es ni más ni menos que replicarse a toda leche.
Un ejemplo muy chulo de coevolución simbiótica a tres bandas, ¿qué te parece? ¡Chúpate esa, Hollywood!