A mi amigo Bernardino

Buenos días tengan todos y Bernardino en especial,
Porque para él va dirigida esta historia tan real.
Bernardino es un tipo digno de mencionar
Y gracias a esta historia seréis más de un centenar
Al que a Bernardino conozcáis sin jamás, de él, haber escuchado hablar.
Nacido y criado en el barrio de las “escoronás”
Famosas eran en sus calles las diversas “trastás”
Que Bernardino y sus secuaces solían liar.
Si forastero de Pozoblanco eres ahora te enterarás
De por qué a Bernardino se le conocía en la calle Ramón y Cajal.
Era de una familia de las de verdad
Conocida por sus matanzas en toda la ciudad.
Ellos se reunían para la matanza del cerdo realizar
Pero ni siquiera en una semana eran capaces de acabar.
Para esos trabajos al “bordaor” tenían que contratar
Que por dichos trabajos no le cobraba ni un real
Siempre y cuando a una o varias copitas lo debían invitar.
La matanza para Bernardino era más que “sagrá”
La madre, el padre, la abuela, el tío y hasta la “cuñá”
Nadie se libraba de ir a cambio de una buena “tajá”.
Bernardino contaba que criaba la matanza en el pajar
Y a las dos semanas de la olla la pringue sacar
Un buen lomo de orza para poderlo probar.
Luego creció y a Málaga emigró a estudiar
Con tan mala suerte que su amigo “rojopollo” lo fue a visitar
Y con la Guardia Civil tuvieron que lidiar.
Saltaron una valla en el puerto del mar
Donde muchos de los yates iban a embarcar.
No volvieron nunca más en Málaga a quedar
Porque Bernardino a Córdoba se tuvo que cambiar.
Allí estaba más contento por lo que iba a empezar
Que al año siguiente se volvieron a encontrar.
La feria de Córdoba fue testigo de su felicidad
Tanto que a ninguno de los dos ese día se les iba a olvidar
Y que nunca cuentan la verdad
De lo que aquel salmorejo les hizo pasar.
Fueron años duros los que Bernardino tuvo que sortear
Viajando de un lado a otro para poder practicar
El trabajo que ahora le ha dado beneficios a reventar
Que lo mismo en el Comunio compra a Kroos que a Carvajal.
Todo son alegrías cuando nos decimos de juntar
Para recordar nuestra vida sentados en un bar
Y reírnos del futuro que está por llegar
Planeando que cualquier día de estos nos vamos a casar
Diciéndonos las vecinas de las “escoronás”
Que como no espabilemos el arroz se nos va a pasar.
Hemos encontrado a las mujeres que no podíamos ni imaginar
Que dos pardillos de pueblo capaces serían de ligar
A una alcaldesa que de pobre lo sacará
Y una terapeuta que una residencia dirigirá.
Hasta que ese momento llegue diremos siempre con felicidad
“Ya vendrán tiempos mejores donde no habrá que llorar,
Que nos invada la risa y brindemos en un bar”.

bluebird Comunicación
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