Mi vecina tampoco estuvo en la fiesta

No sabía que mi vecina también pertenecía a la cadena de producción de los macro imperios textiles de la moda entre los que, España por cierto, está a la cabeza.

Coincidimos en el parque. Mientras nuestras hijas juegan yo le comento lo maravillosa que es su ciudad de origen, Marrakech. Me corrige y dice que es de Tánger.

—Otra preciosidad, replico. Creo que ahora hay bastantes oportunidades laborales con el desarrollo de la zona portuaria y la llegada de empresas extranjeras.

—Sí. Yo ahí trabajaba, me comenta. Era costurera.

—¿De ropa tradicional marroquí? ¿Caftanes?

—No. Cosía para empresas españolas, francesas e inglesas. 180 euros al mes por diez horas al día, seis días a la semana. Calcula a cuanto me salía la hora.

Echando cuentas rápidas, me sale un promedio de 0,50 céntimos la hora.

—¿Pudiste cotizar algo?

Me mira y sonríe.

Ni cotización ni sanidad —contesta.

Me cuenta con cierto orgullo que es muy mañosa, que cosía faldas, pantalones, incluso abrigos. Hacían varias series en una jornada, todas mujeres, y agradecidas de tener una mínima posibilidad de llevar dinero a casa.

Pensé para mí que esta conversación no se había dado en ninguna mesa redonda especializada en la explotación laboral en países como Indonesia, India, Taiwán, Turquía o China sino en el parque de al lado de mi casa. Tan lejos y tan cerca, y tan presente, en las marcas que rozan nuestra piel, y en la piel de las manos de mi vecina.

Ella ni siquiera vio en los informativos que hace unos días todos los empleados de la mayor cadena española de ropa celebraban por todo lo alto el cumpleaños del propietario de la misma. Ella ni siquiera conoce al dueño pero sabe que mientras estuvo en aquel taller de costura tuvo un dueño.

Fotografía: Wikimedia Commons  ©

bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.