No puedo olvidarme de Siria

Hace poco más de un año que volví de Jordania, de mi primera visita a un campo de refugiados, pero todavía, cada vez que escucho la palabra Siria o veo imágenes de esta emergencia, cientos de pensamientos cruzan mi mente.

Nunca antes había conocido el terror y el miedo en las personas tan de cerca. Y conocer las historias personales de tantas y tantas familias, llenas de dolor y de pérdida, me partió el corazón.

Historias como la de Hassan, que huyó con sus siete hijos y su mujer embarazada tras un ataque químico en las afueras de Damasco; como la de Omar, cuyo hijo se estaba recuperando en el hospital del campo de las heridas de un ataque; o la mirada perdida de Fatima, de 80 años, que tras una peligrosa huida entre lágrimas me contaba que su marido tuvo que quedarse y no sabía si estaba vivo o muerto.

Recuerdo cómo en el campo de refugiados de Zaatari, más de 100.000 personas intentaban iniciar una nueva vida tras haberlo perdido todo en una ciudad levantada de la nada en medio del desierto. Escuelas improvisadas, hospitales de campaña, puestos ambulantes… en plena ebullición.

Un año más tarde, Zaatari es ya la cuarta ciudad más grande de Jordania y para dar respuesta a los nuevos refugiados que llegan al país se ha construido un nuevo campo, Azraq, con capacidad para 130.000 personas.

Pero estas cifras quedan muy lejos de ser suficientes. El conflicto continúa, los sirios siguen huyendo tanto dentro del país como fuera de sus fronteras, y los números no paran de crecer: ya hay más de 2,7 millones de refugiados y el número de desplazados internos dentro de Siria supera los 6,5 millones de personas. En total, más de 9 millones de personas, que son casi la mitad de todos los habitantes que tenía Siria antes del conflicto. Son cifras enormes, pero no podemos olvidar que detrás de cada una de estas cifras hay personas, con sus propios dramas.

Hace un año, los refugiados que visité me pidieron una cosa: que no los olvidara. Y es lo que intento hacer día a día, porque cualquiera de nosotros podríamos haber sido ellos.

Más información en www.heridasiria.org.

bluebird Comunicación
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