Hoy hace 30 años que celebré mi quinto cumpleaños. supongo que pensaréis «qué manera más sutil de pedir que le feliciten tiene este Duque». Pues no escribo por eso, lo hago porque hace 30 años que falleció Francisco Rivera Paquirri y, por ende, Isabel Pantoja lleva ya 30 años viuda.
Fue mi primer contacto con Pozoblanco, y ahora ya conozco hasta a Matías, que creo que es la persona más importante del pueblo. Pero bueno, al lío que me pierdo. El caso es que siempre he sido muy de Paquirri, quizás por todo ese misticismo que ha englobado su trágico fallecimiento, agravado con todas esas disputas que existieron entre las mujeres de su vida y sus hijos.
Y al igual que siempre fui de Paquirri, y lo sigo siendo, también de siempre he odiado a la Pantoja, por lo que hoy estoy de enhorabuena, ya que en diez días máximo irá a prisión. No creo mucho en las casualidades, bueno, ni mucho ni poco, no creo en ellas y punto, pero 30 años después de quedar viuda, va a quedar sin libertad. Nunca me ha gustado, ni como persona, ni como cantante, ni como madre, ni como nada. Y desde que se juntó con Cachuli, ese burdo imitador de Jesús Gil, pero sin pizca de clase, menos aún. Era evidente que la trama marbellí, sin jueces corruptos de por medio, desembocaría en un rosario de visitas a la cárcel, y entre los casposos invitados estaría ella. Pues sí, por fin llegó su momento y, aunque el dineral que habrá robado nunca lo devolverá, al menos por una temporada permanecerá en la sombra, donde disfrutará de compañías tortuosas. El día que entre en prisión le acompañarán cientos de seguidores, eso seguro, porque como dice Don Bigote, de Los Petersellers, si «la Pantoja se deja bigote, yo me dejo más».
El caso es que volviendo a las casualidades, o no, en 1984 quedó viuda por Avispado, y en 2014 quedará sin libertad por avispada. ¡Y que viva Carmina!
Fotografía: Carlos Delgado ©
