Monarcas de la provocación

Día de elecciones, día de votar de nuevo el poder europeo que nos somete. Ya saben: Troika, Comisión Europea, Banco Central Europeo, etc. Curiosamente nuestro voto va al Parlamento Europeo, aquel que no decide, sino que es el capataz de la élite que sigue recortando y mangando a toda la sociedad.

Ese mismo parlamento donde se va a cobrar las dietas y practicar el machismo, ¿verdad, Arias Cañete? Usted no tiene bastante con las decenas de mujeres que mueren cada año a manos de un hombre, y con las miles que sufren ataques machistas de una forma continua. Y ya no solo en casa donde no se pueden romper lazos, ¿verdad Rajoy? Las discusiones del hogar se quedan allí, y los sobornos que se sufren en los trabajos se quedan en la mesa del director, ¿no? O los tuits espiados e investigados, o los acosos y amenazas laborales.

Hoy deciden todo lo que queremos en nuestro futuro más cercano. Lo podemos mandar todo al estiércol o intentar buscar de una vez por todo esa lucecita que alumbre la salida de esta vergüenza de túnel. Han tenido más dos semanas enteras para escuchar un millón de sandeces y barbaridades. Desde votad a los partidos mayoritarios para que así ellos cobren más dietas, pasando por la coalición de este nefasto bipartidismo y acabando con la inteligencia machista en una televisión pública. Eso de pública es relativo, porque ¿en este país queda algo público?

Ya hasta te detienen por ser crítico con el poder. Ustedes recuerdan eso de los grises. La historia está para cumplirla, como la vamos a desobedecer. Desde la prehistoria existen dominadores y dominados; patriarcas y esclavos; caciques y campesinos. No sean puñeteros de querer igualar el mundo y acabar con el magnífico chollo que se ha creado esta minoría con un poder estratosférico. Se ha puesto de moda eso de mirar tuits y detener a la gente por hacer crítica al poder. Llamar canalla a Blesa es un enaltecimiento de la violencia, pero que este miserable te robe 90.000 euros, es decir, todos los ahorros de tu vida, es un gesto benéfico a su bolsillo. Se inhabilita antes al juez que lo mandó a prisión, mientras que este individuo sigue riéndose del ciudadano que jamás verá su dinero, pero que quizás un día se canse y le pegue una patada a la mesa del banco para volarla.

Antes de que vengan a detenerme por ser un chico peligroso, una vez que te han espiado el Twitter y te han echado sin estar trabajando, todo puede ser que ocurra. Por eso condeno el asesinato de Isabel Carrasco. No sé qué motivos personales tendrían la madre e hija que decidieron cometer tal crimen, pero sí voy a decir una cosa: tal y como se está viviendo, a mí no me extrañaría que mucha gente acabe cogiendo una escopeta y acabe con medio país muerto.

¿Por qué todos esos que se han quedado sin casa, sin trabajo, sin nada y se acaban suicidando? ¿En estas muertes no se está cometiendo ningún asesinato? ¿Aquellos que deciden acabar con su vida para no sufrir más los atentados del sistema, no son asesinados? ¿Estas muertes son por la divina gracia del Señor, no? Aquí no ha muerto uno solo, sino que ya van más de uno, y dos, y tres… Ya he perdido la cuenta, pero estos ciudadanos ven cómo esos señores de la élite, que cada día provocan con su chulería, los acaban asesinando. Son esos mismos que permiten a los bancos echarles de inmediato de su hogar mientras le obligan a seguir pagando las deudas.

La vida, a veces, te obliga a decidir. Conocer casos así te estremecen, te ponen la piel de gallina y que una persona de esas coja un día un arma y se vaya a por el señor que le ha estafado, a mí no me extraña. Porque esa persona no es una asesina, asesino es el sistema que decide acabar con sus ahorros, con el bienestar adquirido después de estar toda la vida trabajando.

Pero en este país ya sabemos de lo que sirvió esa transición. El franquismo se bañó en el Jordán democrático y siguen. Los medios de comunicación se han ido a la mierda más absoluta. Son controlados por el poder, redactores de dirección que provienen de cargos políticos, puestos a dedo por ellos mismos. Así nos va. Qué sinvergüenzas y asesinas las de Isabel Carrasco. Claro, y qué asesinos el señor Blesa y todos esos banqueros y políticos que han vendido y permitido la estafa de las preferentes. Porque son asesinos en potencia, provocadores natos: que si les hacen un escrache, los despachan por etarras. Pero decir esa palabra no es provocar, sin embargo manifestarse es de, mínimo, unos hijos de puta. Normal, la comunicación se ha pervertido, nos la han prostituido. Sí, al periodismo se lo han follado, y no lo cambiaremos hasta que volemos las redacciones y construyamos otras.

Así que a todos esos que bombardean esas cadenas llenas de heces y por Twitter escriben que el asesinato de Isabel Carrasco está fomentado y relacionado por niñatos que siguen el programa de Wyoming y los escraches, pido a los policías que vayan y los detengan. Sé que no ocurrirá, la cobardía y el miedo ante el poder es sencillamente inmenso.

Hoy deciden qué futuro más cercano quieren. Dentro de un año vuelven más elecciones: municipales y generales. Si quieren más recortes, muertes de derechos y machismo en potencia o la lucha continua, valiente y desafiada contra esta insolencia de minoría.

Y recuerden que aquí los asesinos no son esos que deciden ir a por el poder, sino ese poder donde sus capataces y vergüenzas periodísticas son los monarcas de la provocación que de forma continua se ríen y chulean a una ciudadanía que algún día se tendrá que hartar y decidir si quiere seguir viviendo arrodillada, o morir de pie.