Escucha uno a Mariano Rajoy decir que en España no existe la corrupción generalizada y se ríe. De hecho se escucha la carcajada generalizada en todo el país, incluso entre sus votantes. ¿Cómo puede decir un presidente de un partido corrupto por todas partes que no existe corrupción generalizada?
Lo dice y se queda tan pancho. Como tan pancha habrá dormido esta noche Ana Mato, ex (por fin) ministra de Sanidad, pensando que ella no ha hecho nada pero que lo deja para no perjudicar al Partido Popular y al presidente del Gobierno. Para dejar constancia, ese presidente del Gobierno es el mismo que ha dicho en el Congreso de los Diputados que no existe la corrupción generalizada.
No sabemos si se dará cuenta Mariano Rajoy, pero ante la sociedad, con intervenciones así en el Congreso, queda como un protector de los corruptos. Como el padrino cutre de una mafia bien establecida cuyos miembros cada vez son más asiduos al banquillo de los acusados y, esperemos que cada día más, a la cárcel.
Continúa Mariano Rajoy en el Congreso y dice que eso de “generalizar la corrupción beneficia a los salvapatrias”. ¿Los salvapatrias? ¿Esos quiénes son? ¿Acaso son mejores los que él protege que son de bandera en el pecho y ponerse firmes al sonar el himno de España?
Que alguien le recuerde a Rajoy que son los de llevar la pulserita con la bandera de este país los mismos que lo están saqueando. Que alguien recuerde a Rajoy que son los miembros de su partido, especialmente, los que más implicados están en casos de corrupción, quedándose a manos llenas con el dinero de los ciudadanos.
Así que señor presidente del Gobierno, tenga la decencia de no mentir tan a la cara a los españoles. Ni a sus votantes ni a los que le sufren desde hace más de tres años. Porque es el tesorero de su partido, el Partido Popular, durante muchos años el que está en la cárcel. Porque es el presidente de su partido, el Partido Popular, en Castellón, el que va a entrar en la cárcel. Porque ha sido la ministra de su Gobierno la que ha tenido que dimitir por un caso como Gürtel que afecta a su partido, el Partido Popular.
En su intervención en el Congreso, Rajoy también ha dicho que hay que “exigir a todos los partidos que sus normas y funcionamientos recojan unos patrones éticos y democráticos”. ¿No las tenía el PP? ¿Y ahora? ¿Cuándo rijan esas normas se va a olvidar todo lo robado? ¿Se piensa que los ciudadanos son imbéciles?
Y así Mariano Rajoy saldrá del hemiciclo pensando que todo está bien y que ha vuelto a conseguir convencer a todos. Ya no, señor presidente. De hecho, hace mucho tiempo que no. Cada vez más gente, lo único que espera de usted, es su dimisión incondicional. Porque ahora mismo, señor Rajoy, la imagen que usted da es la de padrino de todos los corruptos.
