La noticia estallaba la mañana del lunes 2 de Junio de 2014 hacia las 09:00 de la mañana. El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, convocaba una rueda de prensa con carácter urgente para la 10:30 de ese mismo día.
Incertidumbre, elucubraciones, especulaciones varias inundaban las redes sociales y las tertulias políticas. Los primeros datos, o las primeras filtraciones, hacían referencia a que el asunto central por el que se citaba a los medios no respondería a una remodelación del Gobierno y que, en cierto modo, iba a estar relacionado con la Casa Real.
¡Bingo! Aquellos que apostaron por la renuncia de Juan Carlos I al trono, acertaron. El monarca anunciaba la decisión por la que abdicaba en favor de su hijo Felipe de Borbón, a la postre Felipe VI. Este hecho, la renuncia a la corona, se producía por quinta vez desde que la dinastía de los Borbones accediera al trono de España (antes lo harían Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XIII).
Son oscuras las razones que han podido llevar a Juan Carlos I a tomar la decisión de renunciar a proseguir con su reinado. Bien sea por su estado de salud, muy mermado por otra parte; bien por los escándalos protagonizados por él y su familia, que han ido repercutiendo en la imagen que su figura proyectaba en la sociedad española (santificado desde su actuación en el Golpe de Estado del 23-F de 1981); bien por la situación socioeconómica que atraviesa el país o, tal vez, la razón responda a una combinación de todas ellas. La Historia hablará en su día, o no, y saldrán a la luz los motivos reales que llevaron a la caída del rey y el entronamiento de su hijo, Felipe de Borbón, como Felipe VI de España.
Pero, si Felipe se convierte en monarca de España tras la renuncia de su padre, ¿cómo obtuvo su padre el cetro?
A continuación mostramos unas pinceladas a modo de síntesis sobre cómo se produjo ese acontecimiento.
¿Cómo se convirtió en Rey Juan Carlos I?
A nadie que conozca la Historia de España se le escapa que tras la renuncia de Alfonso XIII (abuelo de Juan Carlos I) a la corona el 13 de abril de 1931, España se convertiría de un modo legal y legítimo en una República por segunda vez en su historia el día 14. Sin embargo, cinco años más tarde se produciría un golpe de Estado ilegítimo e ilegal que desataría un conflicto armado, la Guerra Civil, que se resolvería tres años más tarde con la instauración de una dictadura, la del general Francisco Franco, que se extendería hasta su muerte en el año 1975.
¿Qué ocurriría después de su desaparición? ¿Qué modelo de Estado legaría a los españoles? Todo eso lo dejó atado y bien atado el dictador desde fechas tempranas, así pues, en virtud de la Ley de Sucesión de 1947 por la que el dictador se reservaba el derecho de designar a su sucesor, Juan Carlos de Borbón es proclamado Príncipe de España, que no de Asturias,el 22 de julio de 1969, y al día siguiente jurará ante las Cortes lealtad a Franco, los Principios del Movimiento y las Leyes Fundamentales del Régimen franquista, hecho que nunca se produce ante la Constitución de 1978, pues el monarca nunca la jurará.
Tras la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975, Juan Carlos se convertía en rey de España cumpliendo así con la voluntad de Franco en una coyuntura difícil, puesto que tendría que, o bien ser el garante de la continuidad del régimen o, por el contrario, abanderar el cambio y el tránsito hacia un régimen democrático. En esta tesitura, todo apuntaba a la segunda opción por varias razones que no nos detendremos a analizar, pero que giran en torno a las demandas de una población que se resistía a continuar bajo el mando de un régimen autoritario; la necesidad del país de ingresar en el plano internacional y adherirse al proyecto de construcción europea, para lo que era imprescindible convertirse en régimen democrático; pérdida de apoyos del régimen, como el de la Iglesia, que estaba comenzando a cuestionar sus actuaciones y a cambiar su forma de actuar, o la aparición de un sector díscolo en el Ejército (la UME). Así las cosas y con graves problemas como las repercusiones de la crisis mundial del petróleo de 1973 en España con todo lo que ello conlleva, el problema acuciante del terrorismo etarra, y con mucho por hacer, ascendía al trono Juan Carlos I, que vivió su momento de reinado más complicado cuando hubo de optar por adherirse o rechazar el Golpe de Estado que se produjo el 23 de Febrero de 1981 a las 18.22 y que él sólo saldría a rechazar a la 1.14 horas de la madrugada del mismo día.
El resto de aspectos sobre sus 38 años de reinado los han podido escuchar y leer en todos los especiales que han lanzado los diferentes medios de comunicación. Pero…
¿En qué circunstancias accede Felipe VI al trono?
Las circunstancias en que Felipe VI es coronado rey de España hoy 19 de junio de 2014, son muy diferentes al momento que vivió su padre hace treinta y ocho años allá por 1975. Si en aquel momento el principal reto era la conversión de una dictadura en una democracia con las reticencias de sectores inmovilistas y el impulso de una sociedad cansada de represión a todos los niveles y ansiosa de libertad y de entrar en el plano internacional, el reinado del heredero de Juan Carlos I comenzará con varios frentes abiertos. Entre ellos, se podrían destacar:
Crisis del modelo de Estado: Tras los escándalos protagonizados por la Casa y la Familia Real a lo largo de los últimos tiempos, una parte de la sociedad española se está cuestionando la legitimidad del sistema monárquico y planteando el debate Monarquía – República. Al contrario de lo que pueda parecer y se venda, este debate no ha de plantearse en términos de rentabilidad económica, sino en lo relativo a la igualdad de derechos, porque… ¿Cómo puede plantearse la igualdad ante la ley si por el mero hecho de nacer en el seno de una familia hay gente que está por encima de ella? ¿Cómo podemos vivir en estos tiempos bajo un modelo de Estado heredado de una dictadura? (A pesar de la argucia política que supone que al votar la Constitución de 1978 los españoles refrendaban la instauración y consolidación de la monarquía impuesta en 1975).
Crisis del sistémica político bipartidista y ascenso de partidos de nueva creación. Los numerosos casos de corrupción que acechan a los dos grandes partidos españoles, PP y PSOE, y la falta o inexistencia de respuestas o soluciones a la crisis económica que padece el país, junto a la crisis interna de ambos partidos, está minando la confianza de los ciudadanos los dos grandes partidos que desde los años 80 rigen la vida política del país. Ante tales circunstancias, se está produciendo un auge de partidos de nueva creación o muy “jóvenes”, caso de Ciudadanos, Podemos o UPyD que amenazan la “estabilidad” bipartidista a tenor de los resultados producidos en las elecciones europeas celebradas el mes pasado, y el reflote de partidos que habían perdido gran cuota de participación, como puede ser IU.
Crisis económica. El país vive sumido en una crisis económica que se traduce en 4.572.385 millones de parados según los datos emitidos por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social el 3 de junio de 2014, todo ello sin tener en cuenta la población que se ha visto obligada a emigrar, en su mayoría joven, ante la falta de oportunidades para encontrar un trabajo dentro de las fronteras nacionales, ni la población que ha retornado a sus países de origen por el mismo motivo.
Auge de separatismos. Una cuestión fundamentalmente perceptible en Cataluña, donde ha experimentado un incremento espectacular en los últimos años; y País Vasco, donde si bien se ha puesto fin, o eso parece, a la violencia terrorista, el sentimiento nacionalista es encauzado actualmente por la vía democrática a través de la representación política de dicha opción por parte del partido Bildu.
¿Europa? Si hasta tiempos recientes España ha sido un país receptor de fondos europeos, en la actualidad es uno de los Estados más castigados por los recortes y las recomendaciones de austeridad extrema emitidos desde Bruselas, lo cual genera un desapego ciudadano hacia la Unión que ha llevado a algunos a plantearse la conveniencia de mantener el euro e, incluso, de continuar en el proyecto comunitario.
Corren tiempos difíciles y, ahora más que nunca, es momento de encontrar soluciones.
¿Qué opinará Bill Murray de todo esto?
Buen artículo Matías, como siempre