Después del resultado del 20D, leí un tuit que decía que si los españoles fuésemos dinosaurios, votaríamos al meteorito. Y pensé que era una cómica reflexión llena de acierto.
No sé mucho de política. Cuando digo política me refiero a todo ese coñazo del rollo del reparto parlamentario, de partidos, senadores y demás mierdas.
La secuencia es fácil: Yo voto a un grupo político con el que creo que mis ideales encajan. Jamás me he leído un programa electoral de nadie, ni tengo intención de hacerlo, supongo que porque he deducido y aceptado (tristísimo) que durante las pesadísimas campañas electorales se usa un lenguaje que ya sé de antemano que es agresivo, mecánico y robótico. Que todo lo que dicen es con la única intención de que se les vote.
He ahí mi primera distancia.
Tengo la sensación de que se creen todos unos seres superiores que nos perdonan la vida con un rollo tipo «que me voten, que, aunque no se lo puedo decir ahora, YO sé lo que quieren y lo importante es sacar el voto; que, cuando lo tenga, YO lo voy a usar mucho mejor de lo que ellos saben». Gracias, dioses.
Y todo como si fuéramos gilipollas. Y creo que, en parte, es que hay mucho gilipollas suelto y es fácil de manipular. (Lean un día La Razón, el ABC… Bueno, no quisiera castigarles tanto, con echar un vistazo a sus portadas ya sabrán…)
Pero, señores míos, no todos somos gilipollas. Yo al menos no me siento así.
Se lo digo a los unos y los otros. A los de antes y a los de ahora:
¡Me tenéis hasta los huevos! Vuestro espectáculo es espantoso. Da la impresión de que no valéis para nada, de que os creéis el puto Mesías.
He de decir que este descontento con los políticos fluye en mí desde hace años. Y que, si bien es verdad que Podemos me ha llegado un poco más y aún tiene en mí el beneficio de la duda de que no sean como los demás, cada día que pasa presiento que por mucho que hagan, que por muy buenas intenciones que tengan, el sistema los va a devorar, pienso que es inútil y eso me llena de desilusión.
El sistema es lo que siempre me alejó de creer que estos seres podrían hacer algo por mí, por la gente.
Primero, uno se queda perplejo de lo que llaman sistema electoral.
Yo cuando todas estas leyes electorales se aprobaron, bajo un consenso excesivamente mitificado en la Transición, sólo me dedicaba a jugar a los click de Playmobil y a coleccionar cromos de Santillana y Arconada.
Supongo que aquellos visionarios creyeron que esas leyes iban a durar la eternidad. Pero resulta que 40 años después todo aquello bufa a carcoma.
¿Cómo es posible que Izquierda Unida necesite 800.000 votos para un diputado y el PP 60.000?
Y que no me vengan los puristas del politiqueo a decirme que si es un sistema territorial… que si es que Soria si no estaría olvidada… que si los partidos nacionalistas… que si su puta madre. Que sí, que lo he oído mil veces y lo he entendido las mil, pero no lo comprendo ni comparto, y me sigue pareciendo una puta estafa.
Lo peor es que 40 años después siga en vigor, que nadie lo haya cambiado. Se me viene a la cabeza Julio Anguita, allá por los ochenta, pidiendo que se cambiara…
Todos sabemos quiénes han estado en la poltrona estos 40 años haciendo caja y el por qué nunca se ha modificado.
Pero ahora que llegan partidos nuevos (…) nos encontramos que nos siguen tomando por tontos.
Que alguien me explique qué reglas del juego son esas de que por no tener 15 diputados no se puede crear un grupo en el parlamento. Que ello conlleve que dejen de tener derechos y tiempos de intervención en la Cámara y de tener subvenciones para poder tener voz entre la gente. Poderse pagar un mínimo de publicidad, organizarse desde las ciudades, barrios, pagarse el ir aquí y allá para que se sepa de ellos, de sus ideas, de sus propuestas…
Que aquellos que no consiguen los 15 diputados pasen todos al denominado Grupo Mixto, como si fueran la sala bisex de un local swinger.
Hala, allí están los unos con los otros. Lo mismo Ezquerra que IU, que Coalición Canaria, que si los navarros…
Tal y como está España de fraccionada, llegará el día en que todos serán Grupo Mixto…
Ahora resulta que se habla de pactos y todo aquello que se decían en campaña electoral quede en nada.
«Hay que dialogar»…. ¿Qué pasa? ¿Que antes no? Antes había que darse de hostias y descalificar a los restantes para conseguir que se les votase, dando una importancia sublime a los votos para que luego hagan con ellos los que les sale del potorro.
Y luego dicen que hay desapego con la política, qué si hay mucha abstención…
Ahora Podemos son cuatro que se van a quedar en tres y medio porque la mitad de Compromís no quiere nada con «el Coletas» y la otra mitad no les queda más cojones porque según las leyes (los visionarios del 78… qué majos, un saludo) como no han competido entre ellos sólo pueden tener una voz en el parlamento, silenciando así a los millones de votantes que les votaron para representarles precisamente por su pluralidad…
Por un lado, están los ladrones del PP
Ganaron por el mismo motivo Antonio Orozco es capaz de vender discos o que Bertín Osborne o Pablo Motos tengan millones de espectadores. Hay mucho subnormal suelto.
Los votantes del PP son, simplemente, tontos. La gran mayoría lo está pasando mal, pero como no quieren ser “rojos”… Parece que ser de izquierdas supone ser un perroflauta. La prueba de ello es el desconcierto que les provoca que gente con dinero, con mucho dinero, tipo Bescansa, Bardem o Zidane, sean de izquierdas.
A mí me han llegado a decir que si son tan de izquierdas por qué tienen cochazos, o por qué Colau tiene un iPhone de 600 pavos… ¡Ay! Pobres miserables huecos… Ná, por mí que sigan creyendo que ser de izquierdas es ser pobre y que si se tiene dinero hay que repartirlo o no se es coherente con el mensaje de la izquierda… En fin…
Esos son los que dan valor a la famosa frase de Churchill de que la democracia es el menos malo de los sistemas.
Tendré que aceptar que el puto voto de los tarugos estos valga lo mismo que el mío.
Son gentuza y no quieren ver cómo se toman medidas injustas, o cómo nos roban a mansalva, o cómo venden ese rollo de que sólo los ricos saben generar riqueza, y que esa riqueza dará de comer a los pobres, que sólo los ricos y su puta misericordia son capaces de llenar las bocas de los pobres y que es por eso por lo que ayudan más a los que más tienen. Cuántos gilipollas se creen eso… ¡Dios!
Me rechinan los oídos al oír a alguno decirme que a ellos eso de que los bancos les quiten las casas a los que no pagan lo ven bien. Que si ellos han pagado, que paguen todos… Putos miserables. Su cultura de recompensa por acción les lleva a no ver que las consecuencias no siempre son producto de los actos.
Los de Ciudadanos se ve que son flor de un día, el UPYD del momento. Son gente sin criterio político. Y eso que tienen a un tipo majete, que sólo sabe decir que hay que dialogar, pactar, y frases de ese tipo, todas insulsas… Cada vez tengo más claro que es un juguete roto por los poderes económicos. Intentaron hacernos ver que media España los iba a votar. Esos mismos poderes que son los que están metidos en los consejos de administración de TODOS los medios de comunicación regalándoles portadas y horas y horas de televisión. Algunos de esos medios, como El País, han demostrado su bajeza y lo chupapollas del poder que son. Pero el señor Rivera, que no lo hace mal (el papel de títere), está muy solo y detrás de él solo hay morralla, algún pibón (eso es muy de derechas, la mujer-florero) y gente que no se sabe muy bien qué ideología tienen, qué defienden. Aún así, son menos sucios, menos sectarios, que los peperos.
La hostia que se han dado creyéndose imprescindibles y al final solo representan a los cuatro peperos a los que se les han hinchado los huevos de que les roben, pero de ideologías… casi, casi, un calco… superliberales… el estado no vale… lo privado es la solución…
A diferencia de Podemos, ellos sí creen que este sistema es válido, pero mejorable. Podemos no quiere este sistema tan chusco y desigual. Unos representan la mejoría del lo que hay y los otros piensan que hay que mandarlo todo a tomar por el culo.
Luego está el PSOE, al que algún juez debería obligarles a quitar lo de obreros del nombre.
Un PSOE que sobrevive gracias a que en Andalucía son como un partido nacionalista. Se les vota hagan lo que hagan. No con ello quiero decir que los andaluces sean gilipollas, que no tienen criterio, pero me es difícil entenderlos. Tienen como presidenta a una señora terca, ambiciosa, que sólo se dedica a zancadillear a los suyos. Por no hablar del señor manchego y el señor extremeño a los que Podemos ha ayudado a llegar al poder, pero ahora los tratan como si fueran demonios. Algo parecido le pasa al señor valenciano pero con Compromís.
Luego están los nacionalistas
De los vascos, PNV y Bildu, sin la lacra de ETA, están cada vez más tranquilos con ese tema y me parecen de los más sensatos. Poco ruido hacía un estado en el que la mayoría no cree, pero aceptan. Es como si después de tanto “bombardeo” a favor y en contra de la independentzia (mal juego de palabras a propósito), el poder convivir les ha llevado a una especie de paz social que los ha alelado a todos. No me parece mal que esa paz política les haya dejado tan empachados que no quieren volver a guerras tontas. Tiempo de convivencia. Menos mal.
De los canarios no digo nada, porque me parecen bien que tengan voz y nunca esa voz ha alterado a nadie. Buscan lo suyo sin intentar perjudicar a los demás y eso, tal y como están las cosas, está de puta madre.
Debe ser el clima tan chulo y esas playas tan guays… Mientras no les toquen los cojones, parece que van bien.
Pero lo de los catalanes…
Una pena que no se hable de medidas sociales, o al menos de política no territorial, que hasta las CUP (señor Baños, usted me la ponía tela de dura, triste suicidio político el suyo) hayan caído en la división de el procés si o procés no, olvidándose de las políticas para la gente, priorizando y ahondando en la fractura del seny catalán.
Si yo fuera catalán me querría ir de España ya mismo, pero, ojo, como dicen los chicos de Podemos, no creo que todos se quieran independizar de España, se quieren independizar de la España pepera, de los rancios, de los que odian a Catalunya con argumentos casi irrisorios, sólo porque Messi es mil veces mejor que Cristiano. Que puede parecer una gilipollez pero es un argumento… El Barça-Madrid mueve más sentimientos de los que se cree por muy triste que parezca. Irse de España para pasar de esa prensa de Madrid que los insulta constantemente, que les toman por caraduras y que lo único que han conseguido es que dieran alas a los fascistas tipo Pujol, Mas and company, que ahora se refugian en el sentimiento independentista para dejar de hablar de las políticas de derechas que llevan años haciendo.
Aunque, ojo, se ha de reconocer a los millones de catalanes que sienten a Catalunya como un país en toda regla, con sus costumbres, su cultura, y que hay que respetarlos porque argumentación y raíces no les falta.
Y luego está el lío de Podemos
Mis chicos… Ay mis, chicos y chicas. Y señores y señoras.
Difícil digerir que ni una puta palabra en toda la campaña sobre que se iban a dividir cuando llegaran al Congreso.
Pequeño tufillo de que también han ocultado sus verdaderas intenciones en campaña.
Mal.
Así lo único que han conseguido es darles razones a los casposos de derechas que simplemente les caen mal porque sí, tipo rollo senil de la Espe.
Quiero pensar que la inexperiencia ha sido el motivo por el cual no hablaron de presentar varios partidos y que hayan caído en el juego de “las reglas parlamentarias”.
Es evidente que las mareas, Barcelona en Comú y Compromís, tienen diferentes propósitos. Sabiendo que la izquierda, por su idiosincrasia, siempre es mucho más plural que la derecha, abocada desde el principio de los tiempos a seguir a un líder sin cuestionar mucho las cosas. Primero Dios y luego la figura paternal marcan sus normas y punto. Si no quieres lentejas te jodes o te vas de casa. Aquí no se cuestiona nada.
Pero la izquierda con ese respeto a las ideas de los otros miembros de la familia en el ADN, les lleva a tener demasiadas voces dentro de unas casi mismas ideas.
En la izquierda se valoran mucho más, por pequeñas que sean, todas las sensibilidades. Por eso cuando alguien falla, se tiene una sensación de traición casi filial mucho más dolorosa. Véase El País o Felipe González.
Pues ahora, todo eso se les está poniendo en contra.
Frotándose las manos están los fachas al ver tanto alboroto.
Ocurre que ahora esa fragmentación solo tiene un ganador.
La derecha rancia. Full del Estambul.
Pero que ahora todos hablen de regeneración democrática, de separación de los poderes judiciales, de parar los pies a los bancos, a la corrupción y demás, es simplemente porque Pablo Iglesias y su gente saltó desde el 15M (bendito) a la vida política.
Le joda a quien le joda, Podemos ha sido el mejor altavoz que ha tenido la gente de a pie.
Sin ellos ni Manuela Carmena (lo mejor que le ha pasado a Madrid desde siempre), ni Colau (lo mismo pero en Barcelona), ni las mareas con todas esas ideas revolucionarias hubiese sido posible. A buen seguro que aún estaríamos navegando en el mar de mierda que han sido el PP y el PSOE.
Ahora todos, incluidos estos partidos (el PP menos todo hay que decirlo), se han subido al tren de la lógica de mirar más a la gente que curra y levanta este país. Con Podemos llegaron términos como decencia, pluralidad, cese de abusos, regeneración, y eso no se puede olvidar.
Bien es cierto, y desde aquí lo dejo bien claro, que IU ha dignificado y representado a la gente desde que existe, pero también es cierto que las pocas oportunidades que tuvieron para hacer cosas no las aprovecharon bien. Solo hay que mirar al asqueroso de Ángel Pérez para ver de lo que hablo.
Pero llegó el que para mí es el mejor candidato que ha tenido la izquierda desde los tiempos de Anguita —Qué bien lo hiciste camarada, qué bien ha envejecido tu discurso. Sólo hay que ver al torpe, bufón del sistema, engordado y endiosado, el boca chancla, el traidor supino de Felipe González, para valorar aquel discurso de programa, programa, programa. ¡Ay! Si mi abuela que estuvo en la cárcel por llevar un carné del PSOE viera en la basura que te has convertido tú, condenando así a esas siglas…—.
Decía que llegó Alberto Garzón y ha dado lecciones de lo que es honestidad a los unos y a los otros.
Sin duda, mi primera decepción fue cuando IU y Podemos no llegaron a un acuerdo para presentarse juntos.
Este chico hizo que por primera vez cuando fui a votar hubiese dos papeletas con las que me sentía a gusto.
Voté a Podemos, pero algo dentro de mi sintió que estaba engañando a Garzón (perdón).
Así que ahora tras estas primeras semanas, tras ver como todos (menos Garzón) han hecho el tonto, que hasta Podemos ha entrado al trapo en el juego del circo parlamentario no me queda otra que decirles: Espabilen, señorías, espabilen.