Ellos nunca son culpables: el PP, el ébola y la comunicación

Estamos asistiendo atónitos estos días al primer caso de contaminación del virus ébola fuera de África. Y sí, ha tenido que ser en esta España mía, esta España nuestra. Nada más ni nada menos. La misma España que gobierna Mariano Rajoy a su manera y que tiene como ministra de Sanidad a Ana Mato, una mujer que no veía que en su garaje tenía un Jaguar.

Esto puede servir de introducción a lo que vamos a contar: ellos nunca son culpables. Nunca. Puede pasar lo que sea pero el Gobierno del Partido Popular y sus políticos jamás tendrán la culpa de nada. Son maestros en el arte del engaño, la manipulación y la mentira. Y a eso hay que añadir el férreo control de la inmensa mayoría de los medios de comunicación que ha llevado a cabo con maestría la amiga y vicepresidenta Soraya.

Porque en este país, en el que se decide sacrificar a un perro antes de comprobar que el animal tiene el ébola y se monta la de Dios es Cristo frente a la casa del animal, lo fácil para los que les gobiernan es culpar a otros. En este caso a la enfermera infectada de ébola. Porque fue el señor (por llamarlo de alguna manera) Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Francisco Javier Rodríguez, el encargado de decir a los cuatro vientos que Teresa Romero había mentido y era la culpable de todo lo que estaba pasando.

Que más da que se haya recortado tanto en Sanidad, que apenas hubiera hospitales preparados para atender casos así. Que más da que los profesionales de la sanidad que atendieron al cura enfermo de ébola y ahora a Teresa apenas hayan tenido un proceso de formación respetable. Todo eso da igual: la culpa es de la enfermera.

Ese es el protocolo habitual del Partido Popular ante las grandes crisis. Del accidente del Alvia en Santiago de Compostela hemos conocido que el único imputado será el maquinista. Los altos cargos quedan fuera del proceso. Y tan campantes, oiga. Es el estilo del Partido Popular.

En dos casos de corrupción como son el asunto de Caja Madrid y el tema Gürtel, los dos únicos condenados por todo ello son dos jueces: Baltasar Garzón y Elpidio Silva. Mientras que los corruptos siguen con su ritmo de vida y muchos de ellos en las instituciones. Pero claro, por supuesto que la culpa no iba a ser de los miembros del Partido Popular.

Y en esta ocasión la culpa, faltaría más, no es de Ana Mato. La misma Ana Mato que hace unos años pidió la dimisión de Chacón por un brote de gripe porcina en un hospital militar. La misma Ana Mato que no sabía que en su garaje había un Jaguar. La que está respaldada por Rajoy y estuvo en la playa cuando el padre Pajares fue trasladado a España.

Ana Mato la que no sabía ni qué era el ébola cuando convocó una rueda de prensa para contar que una enfermera había sido contagiada. La que dirige un Ministerio que ha permitido que la enferma se enterase por Internet de que tenía el virus. La que ha impulsado recortes y fomentado la Sanidad privada frente a la pública.

Pero ella no es la culpable. Nunca. Ni nadie en el Partido Popular. Y ya está puesta en marcha su estrategia de hundir a la enfermera mediante mentiras y difamaciones. Y para ello tendrán a un grueso importante de los medios de comunicación de este país que ya andan tergiversando titulares y declaraciones de Teresa Romero.

¿Habrá dimisiones? No. Ninguna. Esto es España.

bluebird Comunicación
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