“Tanta paz lleves como descanso dejas” debe ser el TT del mes.
La dimisión de Gallardón ha caído bien entre la mayoría de la población. Tanto en los pro vida como en los pro derecho a decidir de las mujeres. Esas parecen ser las únicas variables posibles, eso significa que la jugada les ha salido redonda.
Desde el principio, tanto por la redacción del anteproyecto de la ley del aborto, como la actitud del Gobierno, denotaban que la viabilidad de la misma era nula. No se podía aprobar una ley que era contradictoria con otras políticas del gobierno como era la política de recortes. No era viable porque la ley no iba a terminar con los abortos, sino que los iba a clandestinizar. Y lo sabían.
¿Qué fin tenía entonces todo este artificio?, pues eso, entretenernos. Sabían que, con una Ley tan manifiestamente inconstitucional y que agredía directamente a los derechos de las mujeres con una actitud paternalista insultante, ciertos sectores se le iban a echar encima. Y no me refiero a las FEMEN, que también, pero cualquiera, incluso en su propia casa, que pusiera un poco de lógica y algo menos de catecismo no iba a acatar una vuelta al pasado tan salvaje.
Mientras tanto el ministro, ya marchito, pasará a la historia como el hombre el de la ley del aborto (o el del sueño Olímpico para los madrileños). Cuando en realidad sólo ha puesto en práctica de manera magistral la política de las cortinas de humo. Nada nuevo.
Pero en la parcela que me toca, la jurídica, este señor va a pasar a la historia por dejarnos de recuerdo la Ley de Tasas. La mayoría de la población no sabe de qué se trata, pero en resumidas cuentas es la ley más infame de la historia reciente. Se trata de dejar la Administración de Justicia al servicio de quien se la pueda pagar, dejando a los ciudadanos indefensos y sin poder ejercitar sus derechos ante la justicia si no pueden pagarlos. La excusa con la que vendió la legitimidad de esta barbaridad fue que ampliaría la cobertura de la Justicia Gratuita. Lo cierto es que a fecha de hoy los abogados y procuradores de oficio tardan casi un año en cobrar los servicios prestados en el turno de oficio y la Administración de Justicia está ya por encima del colapso.
¿Entonces para qué sirve esta Ley? Para nada, bueno sí, para algo sí, para criminalizar a los ciudadanos, una vez más, dando por sentado el mal uso de este servicio, que supone el bloqueo del acceso a la Justicia tal y como la conocíamos. De paso, blinda al Estado de posibles reclamaciones, así como a las agentes que más poder ejercen en nuestra sociedad de todo tipo de denuncias que puedan plantear los ciudadanos para defenderse.
No conozco agente jurídico que esté de acuerdo con esta ley. Cuesta la vida explicarle a un ciudadano que busca consuelo en la justicia que antes de demandar hay que pagar, y no hablamos de una tasa simbólica, hablamos de cantidades que las más de las veces supera al Salario Mínimo Interprofesional, dejándonos a abogados y procuradores en la difícil tarea de hacer comprender a los ciudadanos esta medida sin sentido y con un claro afán recaudatorio a la vez que disuasorio. Y dejando en nuestras manos el acceso de los ciudadanos a la justicia a base de reducir nuestros honorarios en la mayoría de los casos.
Cuando ayer supe que este buen hombre dimitía me sentí insatisfecha, y viendo como triunfaba una cortina de humo. Más que insatisfacción hablaría de tristeza, de ver como triunfa una medida que en los medios ha pasado de puntillas, y que la mayoría de los ciudadanos que viven en España no saben ni siquiera qué es ni en qué posición de indefensión les deja.
Han ganado otra vez, y sin convencer, pero sin pretenderlo tampoco.
Seguiremos en la lucha, con o sin apoyo, no nos vamos a conformar con esta muerte de la justicia social antes de entrar a la institucional.
Todos somos, o deberíamos ser, LA BRIGADA #T.