Democracia de un abogado sin vocación

«Estudiando derecho, escogiendo una opción responsable para mi futuro. Viernes por la noche, ser abogado ya puede ser alucinante»… Esto canturreaba Marshall, uno de los protagonistas de ‘Cómo conocí a vuestra madre’, en un capítulo de esos de los que estaban bien, de los buenos, no la basura esa de las últimas temporadas. Y no le faltaba razón, no hay nada más responsable que aprender a caminar correctamente por la senda de la Constitución, los tribunales y la jurisprudencia, pero a mí no me gusta.

Y como no me gustaba decidí estudiar Derecho, ¿Por qué? Bueno, pues porque no sabía que existía la carrera que me gustaba. Soy un genio. Aunque al principio la idea se me hacía muy pesada, ahora voy cogiendo cariño, que no entendiendo, esta carrera. Y con lo poquito que sé, lo he juntado y arrugado mucho, he creado una bolita y lo he tirado a la basura, para usar sólo mi lógica.

Y con esa lógica os vengo a hablar de democracia, esa palabra griega tan chula, esa palabra griega que nuestros políticos deben pensar que es el apellido de algún yogur.

La democracia no lo es todo. No siempre la opinión de la mayoría es la correcta, ni mucho menos la solución. La democracia es «el imperio de la ley» y no el «lo que todos digamos».

Tú, querido lector, un amigo mío y yo estamos en una habitación. Los tres somos personas con plena capacidad jurídica y de obrar, y como tal, nuestros votos valen exactamente lo mismo. Por lo que sea, me cabreas y decido matarte. Porque sí, no sé, ese día me he levantado regular, me hierve la sangre un poquito y decido que quiero acabar con tu vida. Y mi amigo, como amigo mío que es, me respalda.

Pero ojo, no soy ningún animal. Abramos unos comicios y que sea una decisión «democrática». Yo voto por matarte, tú, lógicamente, votarás por vivir. Y mi amigo, que no sabe ni por qué quiero matarte pero, sin embargo, está manipulado porque soy un sociópata de manual, vota por matarte también. Y es democrático, dos contra uno, te matamos, corre, di tus últimas palabras.

¿Democracia, no?

Fotografía: Luis Miguel Bugallo Sánchez ©

bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.