Bárcenas y Mariano

El otro día, en una frutería, escuche al frutero decir lo siguiente: «Parece que es verdad que estamos saliendo de la crisis porque hay gente que consigue 200.000 euros en un día». Es difícil encontrar una definición mejor al esperpento vivido esta semana con la liberación de Bárcenas.

Un señor que al salir de la cárcel, a los pocos segundos, se acerca a los micrófonos para decirle a Mariano Rajoy que sí, que ha sido fuerte. Y se queda tan pancho. Los periodistas alucinando, por supuesto. Y se va para su casa dejando la sensación de que en este país triunfan los trileros, los estafadores y los corruptos.

La sensación tiene poco de sensación y todo de realidad. Al día siguiente, a las puertas de la Audiencia Nacional, Luis Bárcenas vuelve a ver micrófonos y se vuelve a acercar a ellos. Tiene ganas de atención mediática después de 19 meses en la cárcel.

Ahí ya se crece. Suelta las grandes perlas. Primero dice que Rajoy (sí, Mariano, el presidente del Gobierno) conocía la contabilidad B del Partido Popular desde el principio. Y luego señala que tenía que conocerla porque en su época de ministro cogía los sobres en Génova y se los llevaba al Ministerio para guardarlos. Es de suponer que allí tendrían buena caja fuerte.

Todo esto lo dice Bárcenas el día que empieza la convención nacional del Partido Popular. ¿Qué es una convención nacional del PP? Pues son los días en el que se encierran todos juntos para decirse lo guapos que son y lo bien que lo están haciendo, viviendo en una especie de realidad paralela a la de un país que el día anterior comprobó como se desahuciaba a una niña de dos meses.

¿Y qué hace Mariano? ¿Dimitir? ¿Dar explicaciones? Pues nada… y como en él es habitual ha optado por ese silencio tan cobarde de quién teme algo. Y ahora, arropado por los suyos, sonríe cuando le gritan cosas bonitas y le aclaman. Pero esa no es la realidad de la sociedad española aunque él viva en los mundos de golosina de la calle de la piruleta.

No se ha hablado de Bárcenas en la convención aunque su espíritu estaba por todas partes. Ahora prefieren hablar de Podemos los señores del Gobierno y sus acólitos.

Rajoy no ha dado la cara nunca. Ya hace dos años, cuando Bárcenas entró en prisión, los medios internacionales esperaban la dimisión de Rajoy en horas. Pero no pasó. Ni va a pasar ahora por mucho que tire de la manta el fortachón de Luis. Mariano ha venido para hacer sus cosas y no va a parar hasta conseguirlo, por mucho que deje a España herida de muerte.

bluebird Comunicación
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