Después de leer una y mil veces más sobre lo sucedido en las elecciones (francesas, las de aquí lo más que dan a pensar es qué ‘carajo’ voy a meter dentro del sobre para que mi voto sea nulo), he de decir que Le Pen es una crack, ojo, no como política, o sí, no lo sé, más bien es una mente brillante capaz de decirle al pueblo lo que quiere escuchar. Y es que ha tenido un buen maestro en su padre, Jean-Marie.
Atrás quedan hitos logrados por la extrema derecha, tales como la Argelia francesa, aunque nada de eso tiene que ver con la opinión, política, plasmada en forma de voto de nuestros vecinos galos. Sus ideas son obsoletas y absurdas, sin adaptarse a lo que muchos ciudadanos demandan, pero que ninguno sabe lo que es.
Me atrevería a decir, leyendo el altísimo porcentaje de abstención de los jóvenes franceses entre 18-30 años (casi un 58%), que muchos de los que NO votaron se sentirán cons (gilipollas) por no hacerlo tras el triunfo del partido de Le Pen, peor remedio que enfermedad, amigos.
Muchos de ellos se sentirán estafados, timados, hurtados (que no Jordi), defraudados e incluso hasta decepcionados, pero señores ha sido su culpa que la señora con nombre de “dispositivo de almacenamiento externo” les haya demostrado que está muy viva y que nadie ha debido jamás darle por muerto cuando aún no lo estaba. Panda de inútiles conformistas y perezosos que no son capaces de ir a votar a un colegio que está a 100m de su casa y luego se quejan, sin razón, de la victoria de unos y la derrotas de otros, a los que seguramente, ellos querrían haber votado. Mala. Muy mala actitud.
Allí en el hexagone, queridos camaradas, donde presumen y se vanaglorian de haber inventado la política con la Revolución Francesa, este finde Le Pen les ha dado una lección de liderazgo a los No votantes. Es la primera vez, en la historia de la política francesa, que la extrema derecha relega a un segundo plano a los principales partidos de izquierdas y derechas, y esto ha provocado miles de reacciones de los Hollande y Valls a tal catástrofe.
Tendremos que tele transportarnos a 2502 para que todo tenga el sentido idóneo y recordemos este momento como algo pasajero y anecdótico, ya lo dicen los segundos en su canción. Hasta ese momento seremos (cambiándome de país por un instante) los encargados de protestar por los resultados.
Antes de que esto ocurriera Le Pen ya estaba pidiendo elecciones anticipadas y diciendo que los franceses no quieren ser gobernados por instituciones foráneas (o forasteras que me gusta más), en alusión directa a ellas, las instituciones europeas.
Lo más gracioso de todo esto es que cuadruplicó el 6.3% obtenido en 2009 por el 26% de este domingo y le aportará entre 23-25 escaños, superando los 3 que tenían en las últimas elecciones, de los 74 que pone en juego Francia. Ilusos vosotros compatriotas gabachos si creéis que algo va a cambiar.
El otro día leí (no sé dónde) que el Frente Nacional era una enfermedad infantil de la democracia y no tendrá ningún impulso más allá de la moda pasajera de estos momentos.
El único cambio posible será la reacción de los NO votantes para que no cunda su ejemplo y el NO voto por uno u otro candidato, o por una idea, sino más bien contra una personalidad y los secuaces que componen su pandilla.
Hay una cosa positiva en todo esto. La política en Europa se forma por grupos parlamentarios en función de sus ideologías junto con eurodiputados de otros países miembros, y aquí Marine no tendrá muchos aliados más allá de eslovacos, mereciendo éstos una opinión que no daré hoy.
El Frente Nacional será el partido más votado en Francia hasta las próximas elecciones de 2015 (tampoco queda tanto). Hasta ese momento Le Pen y su partido estarán en boca de todos y cada uno de los franchutes y franchutas.
El Frente Nacional está de vuelta: Le roi est mort, vive le roi!!!
La imagen es de Jérémy Jännick ©
No, los que no hemos votado no nos sentimos gilipollas. El sistema que legitima que un partido resulte ganador cuando la mitad de la población no ha participado lo perpetúa el que vota. No obstante, me parece de una torpeza extrema dirigir las quejas hacia los no votantes en vez de al partido político en cuestión. Los que aplican esa política son ellos, no yo. Feliz domingo!
Estoy completamente de acuerdo contigo, pese a haber votado. A veces no lo hice (votar) y alucinaba cuando alguien, siempre hay alguien, me decía «si no votas, no tienes derecho a quejarte». Perdona?!
Debes tener en cuenta amigo ANML que estos datos son del país vecino, aquí la situación es algo diferente. Me refería al sentimiento de culpa por no haber participado en la votación, que no todos tienen. Por supuesto que la culpa es del votante en sí, desde mi opinión, hay muchos más que no votan por vagancia y pereza que los que no lo hacen, a ellos van mis «quejas». Gusta más votar por el futuro alcalde de tu pueblo que por las europeas, eso es así y todos lo sabemos!!! Saludos
Hola, Felipe!
Tu punto me ha quedado claro y sé que hablabas de los resultados en Francia. La cuestión es que nada nos garantiza que los perroflojos que no bajaron a votar finalmente votaran a la extrema derecha. Mas aún, tenemos experiencia en ver cómo grupos de izquierdas practican política de derechas una vez en el poder. El adjetivo se configura arriba independientemente del origen del partido. Y puestos a generalizar, te aseguro que un no votante convencido solo vota en estructuras horizontales. Ya basta de convertir al no votante en la nueva lacra social. Con cuantas más vamos a ensañarnos en vez de mirar hacia arriba y ver el problema?
Para nada eso de nueva lacra social, no pienso así. Son temas delicados que cada uno tiene su opinión. Mi crítica iba hacia la abstención, para nada quiero ni acabar con ella ni condenarla, por eso votamos, porque cada uno tiene una opinión jajaja…. Un saludo!!!