#25N. Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Nos queremos

No me gusta el 25 de noviembre.

No me gusta lo que, un día como hoy, la policía del dictador Trujillo les hizo a las hermanas Mirabal. Patria, Minerva y María Teresa, hermanas y activistas políticas, no merecían acabar sus días violadas, torturadas, destrozadas al final de un precipicio.

No me gustan los lazos morados.

No me gustan las manifestaciones que huelen a cera quemada.

No me gustan las concentraciones en las que se cantan nombres de mujer como una retahíla macabra.

No me gusta encender el ordenador y encontrarme otra asesinada.

No me gusta tener miedo.

No me gusta pensar que podría haber sido yo.

No me gusta la vulnerabilidad adolescente. Allí, donde todo suele empezar.

Me aterra lo que le hicieron a Lucía Pérez. Tenía 16 años. Fue asesinada, por ser mujer. «Murió por excesivo dolor», según la fiscal. Repito: Tenía 16 años.

Me aterra que en Francia, aquí al lado, un hombre mate a su pareja o ex pareja cada tres días.

Me aterran los datos que presentó feminicidio.net esta misma semana: Entre 2010 y 2015 se registraron en nuestro país 681 asesinatos machistas.

«Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte» (Minerva Mirabal)

Me enfada la indiferencia de muchos.

Me enfadan los que se cuelgan el lazo morado porque toca mientras participan de los micromachismos diarios.

Me enfadan los que nos culpan, los que nos paternalizan, los que nos juzgan.

Y también me enorgullecen las que siguen luchando. Cada día.

Las que alzan la voz por todas.

Las que denuncian, sin cesar, que nos están matando.

Las que nos quieren vivas. Y libres.

Me enorgullece, por ejemplo, el colectivo Vaciador 34 y sus jornadas Fuck Patriacrchy, que nos invitan a «descolonizar coños, despatriarcalizar vidas, subvertir órdenes, apuñalar roles».

«En este noviembre sangriento nuestros sueños se convertirán en las pesadillas de nuestros captores. La lacra nunca fue mejor, nunca peor. Cuando el patriarcado aprieta, machitos de izquierda o de derecha, nosotras a las facciones. Y desde la nuestra os convocamos para encontrarnos, escucharnos, zarandearnos, despertarnos» (Vaciador 34)

Porque, como dicen, aunque no estemos todas —faltan las muertas—, si nosotras paramos, se para todo.

Y añado: Si nosotras luchamos, se cambia todo.

¡Vamos!

Fotografía: Adolfo Lujan ©

bluebird Comunicación
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1 Comentario

  1. Querría comentar algo, pero no me sale. Mi palabra, como hombre, no tiene ningún sentido ni aporta nada aquí.
    Voy a intentar parar de llorar.

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